A día de hoy, esa botella al mar viaja a océanos aun más lejanos. Trabajadores. Familias. Visitantes. Se acercan a mí y me cuentan de su emoción al leerla. Hijos de residentes que padecen lo mismo a su vez con sus hijos.
Y ahí está el milagro.
Ayer un familiar me preguntó: ¿Tú crees que esa carta conseguirá algo?
Creo que puede hacerlo.
Creo que cuando las palabras mueven sentimientos, el cambio ya se está dando.
Creo que el milagro surge en el momento en el que la ilusión de una abuela es que se la lea una y otra vez porque ella ya no puede ver.
Sí, milagros ocurren todos los días. Aunque lo malo que nos rodea pretenda cegarnos.
Ahí queda la causante de todo lo bueno.
"Mi querida hija, el
día que me veas vieja, te pido... por favor que tengas paciencia, pero sobre
todo trata de entenderme. Si cuando hablamos, repito lo mismo mil veces, no me
interrumpas para decirme “eso ya me lo contaste” solamente escúchame por favor.
Y recuerda los tiempos en que eras niña y yo te leía la misma historia, noche
tras noche hasta que te quedabas dormida. Cuando no me quiera bañar, no me
regañes y por favor no trates de avergonzarme, solamente recuerda las veces que
yo tuve que perseguirte con miles de excusas para que te bañaras cuando eras
niña. Cuando veas mi ignorancia ante la nueva tecnología, dame el tiempo
necesario para aprender, y por favor no hagas esos ojos ni esas caras de
desesperada. Recuerda mi querida, que yo te enseñé a hacer muchas cosas como
comer apropiadamente, vestirte y peinarte por ti misma y como confrontar y
lidiar con la vida. El día que notes que me estoy volviendo vieja, por favor,
ten paciencia conmigo y sobre todo trata de entenderme. Si ocasionalmente
pierdo la memoria o el hilo de la conversación, dame el tiempo necesario para
recordar y si no puedo, no te pongas nerviosa, impaciente o arrogante.
Solamente ten presente en tu corazón que lo más importante para mí es estar
contigo y que me escuches. Y cuando mis cansadas y viejas piernas, no me dejen
caminar como antes, dame tu mano, de la misma manera que yo te las ofrecí
cuando diste tus primero pasos. Cuando estos días vengan, no te debes sentir
triste o incompetente de verme así, sólo te pido que estés conmigo, que trates
de entenderme y ayudarme mientras llego al final de mi vida con amor. Y con
gran cariño por el regalo de tiempo y vida, que tuvimos la dicha de compartir
juntas, te lo agradeceré. Con una enorme sonrisa y con el inmenso amor que
siempre te he tenido, sólo quiero decirte que te amo, mi querida hija ♥.♥"
Esta carta hace derretirse a las piedras y como lo cuentas hace que mi corazón lata a toda velocidad, gracias hermana por existir.TQ
ResponderEliminarSeguro que conoces este vídeo, pero al leer tu entrada me he acordado de él:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Nr6vQOQBo4o
Bss
No Vero, no lo conocía! Y me ha parecido chulísimo..que ese pájaro vuele, y llegue donde tenga que llegar!
ResponderEliminarGracias por compartirlo.
Jo vero! Justo al leer esta carta me he acordado de ese video, el cual tenía guardado. Me encantó la primera vez que lo vi y me sigue emocionando cada vez que lo veo. Preciosa carta Lore y precioso el gesto de comapartirla con los mayores y familiares de la residencia.
ResponderEliminarQUE SIGA DANDO SUS FRUTOS!
Un abrazo enorme, Lore.