sábado, 18 de enero de 2014

Quiérete Paula

Un empujón no es para tanto. Él se sintió impotente y fue lo único que le vino a la cabeza hacer. Yo no debía haberme ido ignorándole, es que soy la leche.

Sí, una vez me pellizcó, pero es que estaba cegado por los celos..pobre, ¡me quiere tanto!

Todas las mañanas le preparaba el desayuno, después me hacía yo el mío. Luego él dejaba el vaso sobre la mesa y yo lo recogía.

Cuando me di cuenta de que ya no lo quería, le dejé. Él comenzó a gritarme "puta", "¿a quien se la has chupado para llegar a ese trabajo?"

Quería que fuera mejor cocinera, porque en cada comida me decía "Esto está muy salado" "Este pescado no es fresco"

Una vez lloré. Me gritó y lloré.

Me quedé embarazada sin desearlo ninguno de los dos. Decidimos abortar, pero ese día fui yo sola. Él no podía soportarlo.

A mi no me importaba que sus amigos vinieran a casa. Sus amigos eran mis amigos. Si alguna vez venían los míos él en cambio no les hacía mucho caso..pero es que tenía que entregar un proyecto en el trabajo justo esa semana.

Yo iba conduciendo. Discutíamos. Entonces giró la llave, me apagó el motor y quedé a merced de la carretera.

Cuando mi madre debía ir al médico era asunto de mis hermanas y mío. Mis hermanos se quedaban al margen. Eso no es cosa de chicos.

Aun no éramos novios cuando llegué a su casa y tenía toda la vasija en la fregadera. Se lo fregué..un chico viviendo solo, trabajando, en fin, es normal que no tuviera tiempo para hacer las cosas de casa. Después de esa se lo hice más veces.

Había días que no tenía ganas de hacer el amor. Pero lo hacía, por él. Ya se sabe que los hombres tienen más necesidad, y sino se lo das lo buscan en la calle.

Cuando estábamos a punto de casarnos, conocí a su madre que me dijo: Hija, menos mal que ahora contigo va a tener la casa ordenada.

Crecí con un padre que pegaba a mi madre. ¡Pero yo no soy como él! Cuando zarandeo a mi mujer es porque me saca de mis casillas.

Siempre las digo a mis amigas: yo tengo mucha suerte, porque mi pareja "me ayuda" con los niños y los quehaceres domésticos..

Ayer vi una imagen en Facebook que me gustó, impactó y me inspiró para escribir hoy. Y también hoy he tenido tiempo de leer el blog que está detrás de esta foto, y aquí te lo dejo:

http://monicarretero.blogspot.com.es/2014/01/mujeres-del-mundo.HTML

Me ha llevado a recopilar las situaciones que has leído al principio, que podría decir que me inventé, pero no.
Las viví, me las contaron o existieron en algún microcosmos cercano.


Si no nos queremos nosotras mismas, nadie lo hará.
Si no nos valoramos como DEBEMOS, nadie lo hará.

No soy tu sirvienta, no soy tu objeto.
No soy la que te entiende si tú no entiendes.
No soy "esa" ni "esta", tengo un nombre.
No soy tu diosa.                                    Ni la culpable de tus miserias.
No soy a la que tienes que tratar mal.
Ni la que "debe" ponerte el plato en la mesa si tú no me lo pones a mí.
Anda Lázaro, camina.

Pero sí soy la que camina a tu lado.
Sí soy la que te quiere.
Y la que te exige que quieras bien.
Soy la que tiene alas. Te querré si me ofreces el viento y no una jaula.
Soy la que te acepta porque ya vienes educado de casa, o la que te rechaza si me vienes con esas.

Soy la madre de mi niña.
La independiente.
La soñadora.
La indomable que entrega su corazón pero no su razón.
La que tiene su espacio y lo defiende con firmeza.
La que habla por ella y no por él.
La que quiere, la que desea, a la que le gusta esto o aquello.
La que encontrará o a la que encontrará un hombre que respete su mundo, valore su corazón y la quiera por ella misma.
Y ese hombre vendrá de una mujer que se quiso, se valoró y enseñó a su hijo el valor de hacer lo mismo para con él-para con su mujer.

No tengo una hija ni tampoco un hijo, pero si algún día existen, serán iguales, porque lo fueron al nacer.
Y ninguna sociedad, ni ninguna política, ni ninguna religión, ni tan siquiera ningún padre ni ninguna madre me harán verlos diferentes.

  (Imagen tomada de http://monicarretero.blogspot.com.es/)        
 

domingo, 12 de enero de 2014

Prejuicioso..¿quien, yo?

Conozco a una xenófoba. A un homófobo. Y a un perro que odia a los gatos.
En ese orden.
Y los quiero a los tres por igual.
Aunque no comparta sus fobias.

Entiendo que la animadversión ante lo diferente es inherente al ser humano. Si piensas diferente a mí, si actúas diferente a mí, si tu foco de placer es diferente al mío, siempre mi primer instinto/instante es una alerta en mi interior, casi salvaje, de supervivencia.
Y si encima interpreto con mi cabecita ese instinto/instante como una negativa verdad verdadera hemos logrado que los prejuicios echen a andar.

Estos prejuicios no dejan de ser otra cosa que creencias. Normalmente transmitidas cultural o generacionalmente. Latentes en la sociedad y peligrosas, porque se contagian sutilmente. En la televisión, en un libro, en una forma de tratar al otro diferente, oyendo hablar a alguien con el que te identificas y que tiene esa misma creencia..y quedan en el inconsciente colectivo.

Por ejemplo.
Instinto/instante: A ese tío le gustan los hombres, es diferente a mí.
Interpretación: Si yo soy buena gente y no me gustan los hombres, este tío es malo.
Prejuicio: Ese tío (y por ende los homosexuales) es un enfermo vicioso.
Consecuencia lógica: "Vais vais, no te me acerques"

Eso es a grandes rasgos lo que nuestra mente realiza en cuestión de milisegundos, tan brevemente que no se realiza a nivel consciente, es decir, no me doy cuenta de ello, es decir, el objeto de mi prejuicio está jodido.

Pero a veces ocurre que sí. 
Que uno de repente se detiene y analiza lo que piensa y por qué lo piensa.
Y entonces se inicia un posible cambio.

Así pues.
Análisis: Pepito es homosexual, pero es mi amigo.
Embrollo: Si Pepito es mi amigo es porque es bueno, entonces ser homosexual igual no es tan malo.
Conclusión: Pepito, ¿qué teorías hay que expliquen la homosexualidad? Cuéntame....Uy, ¡no sabía yo eso!

Y entonces se abre un universo de claridad de ideas.

Tener la piel negra es una cuestión de pigmentación, no cultural ni de personalidad.

Ser hombre y amar a un hombre o ser mujer y amar a una mujer hasta ahora tiene como bases más fidedignas las biológicas. No de vicio, aunque lo haya. No de enfermedad, aunque la haya.
Pero es que entre los heteros hay vicio (ejem, ejem..jejej), hay enfermedad, y salimos de bases biológicas también.

Todos nosotros tenemos el don de cuestionar lo que creemos, de desmontarlo y de buscar una explicación más plausible.
El problema está en que lo que creemos, sea acertado o equivocado, nos construye, nos define y nos orienta en lo que somos. 
Y muchos de nosotros no queremos correr el riesgo a perdernos por el "mero" hecho de cambiar este mundo, de hacerle más entendible, más solidario y mejor.

Así que seguiré pensando que el homosexual es un enfermo, el negro un ser inferior y el gato un pesao que me roba la pelotita.