miércoles, 23 de septiembre de 2015

El hilo invisible que nos une

"Si quieres algo, déjalo en libertad.
  Si vuelve a ti será tuyo para siempre
  Si no regresa, no te pertenecía desde el principio"
 
No recuerdo donde oí por primera vez esa frase, creo que en alguna película, porque es de las películas de donde saqué las grandes mentiras de mi vida.
Tardé en comprender que los guionistas vuelcan sus imposibles en ellas mientras te lo venden como el ideal a conseguir.
No existe.
No existe el amor sin rutina
No existe el amor sin que el otro se tire pedos.
Sin que haya momentos en los que quieras romper con todo
Con todo lo que ayer duró dos horas con palomitas y parecía eterno.
 
En cambio esa frase hizo un click en mi cabeza y sentí que al menos en parte era verdad, así que en aquella época que tu vida parecía una novela de aventuras, ingenio y sueños a borbotones, cual si fuera una actriz de las adoradas al borde del acantilado, con el viento levantando mi cabello muy estratégicamente
me prometí que viviría las relaciones que me tocaran de acuerdo a esas palabras
y sobre todo cuando el miedo a la pérdida me invadía, y aun lo hace, el eco de "si vuelve a ti..." me ayudaba a seguir en mí.
 
Existe un hilo invisible que une a las personas, y vivir en libertad sabiendo que ese hilo permanece es la mayor de las magias, de la vida real y no de las películas.
Saber que si esa persona no regresa a pesar de tener billete de vuelta es la mejor opción, la única también, pero la mejor..
¿le querrías a tu lado de otra forma?
 
La experiencia me ha mostrado que ese hilo no está al control de nadie, podemos cuidarlo pero solo él decide el momento de romperse.
Y cuando eso ocurre nada lo arregla,
ni aferrarse
ni desear
ni luchar
ni obligar al otro
ni exigir que esté a tu lado día y noche
Cuando ese hilo se rompe te toca cargar con tus bártulos e inventar un nuevo camino,
reinventarte.
 
Por eso es mejor vivir conociendo la fragilidad de ese hilo y no buscar que sea eterno,
permitir que el otro se vaya quizá para no volver
irnos persiguiendo nuestros sueños y esperar que el otro siga ahí a la vuelta
Si el hilo es fuerte
si está bien amarrado
y cuidado
la esperanza será que no se rompa
Pero quien sabe.
Aun así, coge el avión, anda sin mirar atrás, salta al miedo, sumérgete en aquello que te llama, lo que te hace feliz a ti.
 
Y si no vuelve, no te pertenecía.
Pero eso no es tan malo.
Tú sigues aquí.


lunes, 8 de junio de 2015

Quiero ser vieja

Salvo los niños la mayoría no queremos hacernos mayores, aprendemos a llevarlo porque es inevitable pero no es una elección voluntaria del todo.
Yo me he inventado vieja en estos días, he tenido la piel arrugada y he querido que me duelan los huesos al despertar, he deseado tener mas historias que contar que las que me queden por vivir.
He querido que la vida ya apenas me exija nada mientras los demás siguen construyendo la suya con sueños y caminos por asfaltar.

Ayer me encontré con un viejo, 
un viejo sabio con dolores,
barrigota,
recuerdos de lo que hizo,
quizá de lo que no fue y ahora es,
y con un camino en el que ya se va viendo la línea de meta.
Y quise hacerme vieja como él,
quise saber como él,
quise tener un puñado de verdades sencillas para vivir como él,
quise tener el sentido común que sólo un viejo tiene,
quise su experiencia,
sus pocas certezas pero su alegría perenne,
quise maldecir menos y aceptar más como hace él.

Tres verdades, niña, e intuyo que inventadas.

La vida pasa rápido.

Nada es tan desgraciado que merezca llevarse tus ganas de vivir.

No busques fuera, está dentro, todo lo que cada día buscas fuera está en ti, así que no le eches la culpa al destino o la vida de lo que no lograste, lo que te ocurrió o de haberte sentido desgraciada.
 Sólo tú escribirás la historia.

Y se fue con un Thank You.
Y se llevó a mi vieja,
al menos por el momento,
para que decida quien quiero que sea
cuando la toque existir.

martes, 2 de junio de 2015

Mi bandera es blanca y mi patria el mundo entero

Me voy a mojar, al menos hasta las rodillas, porque mira que he leído barrabasadas en esta semana.
A mi juicio no es cuestión de leyes, no es cuestión de sociedades, ni siquiera es cuestión de quien tiene razón.
La cuestión lleva un nombre: odio, y déjame decirte que se percibe en dos direcciones.

Se ha armado un belén porque un 0.01% de la población total española (incluyendo de momento a catalanes y vascos) ha cogido un silbato y se ha puesto a silbar.
Y a lo largo de los días la bola ha ido in crecento porque mágicamente se ha pasado del 0.01 al 99.9 a tenor de lo visto y leído. Mira que nos gusta super mega generalizar y creérnoslo como la biblia.
Catalanes a españoles: "Porque vosotros, españoles, sois tal y cual cosa, y deberiáis...."
Españoles a catalanes: "Porque vosotros, catalanes, sois tal y cual cosa, y deberiáis..."
Y sin darnos cuenta, ya estamos todos presentes, metidos en el saco, centrifugados y listos para disparar.
¿Qué te parecería la idea de sugerir a la RAE que creara dos nuevas acepciones a los términos catalanes y españoles como insultos de alto calibre?

¿Estamos perdiendo el juicio o qué?
¿Alguno de todos los que están saliendo en la TV o hablando gratuitamente por redes se ha molestado en pararse un minuto, solo uno, a intentar entender al otro, a intentar imaginar, deducir, comprender cómo el otro ha llegado a sentir, pensar y actuar de esa manera, y sobre todo, a buscar soluciones pacíficas que no pasen por el machete, las sanciones y la etiqueta de "bonito" al que piensa diferente?

¿Hay alguien de todos los que han dicho "zopencadas", de uno y otro lado, me da igual, que se moleste en sembrar empatía, cordialidad, y no odio y rencor de nuevo por lo que nos separa olvidando lo mucho que nos une y que debería seguir uniéndonos?

Como niños pequeños, los unos y los otros, por exigir al otro lo que debe ser, como tiene que actuar, y sino pataleta. En lugar de entender y buscar acuerdos.
Dime tú cómo narices se va a llegar así a un entendimiento ni con el vecino de al lado.
Porque, digo yo, que el objetivo será entenderse y llegar a alguna postura razonable, ¿no? O ¿acaso es soltar mierda por deporte, y nunca mejor dicho?
No he visto nunca un cambio hacia una mejor convivencia que surja de la intransigencia, de la condenación del otro por sistema, de las posturas radicalizadas donde yo no cedo ni media y tú eres un anormal, y, en definitiva, de la incomprensión más absoluta.

Para mí, todo aquel político que venga a sembrar discordia y no, como sería deseable y bueno para todos, a unir, que se vaya a casa porque habrá fracasado.

No, realmente no es cuestión de quien tiene razón, porque creo que ningún bando la tiene.
Así que vivan con ello mientras siguen despotricando y arrancándose la piel a tiras. Veamos qué solución inteligente alcanzan con tanto odio, tanta estupidez y tanta ceguera mental.

Que les vaya bien, pero conmigo no cuenten.

Firmado: El 99.9% real de resto de españoles que queremos soluciones pacíficas desde la tolerancia y el entendimiento.

jueves, 7 de mayo de 2015

Realidad, es lo que puedo ofrecerte a cambio de promesas

Es primera hora del día. Apenas tres minutos para las nueve, y hace sol.
Currículum en mano, decenas de currículums en mano.
Voy a un sitio, voy a otro, y en cada uno dejo un trocito de esperanza. Lástima que se les olvida llamarme para devolvérmela.
Voy toda yo en esos papeles.
Van mis miedos, mis incertidumbres, mis números de cuenta corriente, mis sueños.
Van mis ganas y mi hastío por este país.

"Aquí no puedes dejarlo, tienes que ir a..."
"¿Y tú por qué quieres este trabajo si está por debajo de tu cualificación?"

Me encuentro con un amigo, hace rato se fue a Francia.
"¿Qué haces que aún no te fuiste, con tu potencial? ¿Crees que te merece la pena seguir esperando por un país que no llegará, una oportunidad mientras tu vida avanza?"
Te dejo, aún me quedan algunos currículums por llevar. Me alegro haberte visto.

Prosigo. Y pienso. Miro esos papeles. Es verdad, va tanto de mí en ellos, y tengo en el fondo tanta esperanza de que este país, y no otro, me de la oportunidad, me de los sueños y la vida que anhelo.
En cambio, me culpo por no haberme ido, por no irme aún ahora.

"Es mejor que nos lo mandes al mail, te doy la dirección, espera..."
"Nos gustaba tu perfil pero te han invalidado por no tener experiencia"

Hace sol. Me siento en uno de los bancos del Paseo Pereda. Me encantan, es muy raro el día que no busco una excusa para terminar en uno de ellos mirando a la bahía, mirando mi casa.

Guarda calma, Lole, algo saldrá. Tú vales, alguien se dará cuenta. No desesperes, de lo malo tienes a tu familia y amigos como apoyo. Estás haciendo lo que puedes.

Dos jubilados comentan las propuestas que vienen de un lado y otro de la política mientras una gaviota hace una aproximación fallida a un pez muerto sobre el agua.

Pienso en Paula. Deseo que ella no sepa que es esto de los currículums. Deseo que a ella la llegue un camino más próspero, más trabajado, más justo. Y deseo poder poner mi granito de arena para que eso sea así.

Hoy odio a los Zapateros, a los Rajoys, a los Aznares y a los González. Odio a todos los que me dijeron que estudiara, que me esforzara, a los que me vendían que tendríamos un futuro si cumplíamos.
Les odio a todos ellos que no cumplieron su parte.

Vosotros dais propuestas. Dejadme que yo os de realidad.
A ver cuál vale más, señores.

Empapada

Que llueva.
Que granice.
Que empape todo. Y a todos.

Que te caigan chuzos de punta.
Que te caigas tú.
Que no sepas cómo ni cuando levantar.
Que te pese ligera la humedad pesada.

Que sientas. Bueno, malo.
Que sientas.

Que la vida te traspase.
Y transforme a tu alrededor.
Que el amor te eleve.
Que el miedo te eche el pulso.
Y te venza.
Pero tú ganes.

Que llueva hoy.
Con fuerza.
Y lo celebres.

Que quieras.
Que sepas cómo querer.
Y no.

Que no prendas.
Que a-prendas a des-prenderte.

Que dejes de ser y pases a estar.
En lo que piensas y en lo que haces.
Porque no eres,
ni bueno ni malo,
ni mucho ni poco,
te transformas,
mutas,
y la de ayer ya pasó.
Así que no te juzgues.

No pares. No dudes eternamente.
No apagues. No calles.
No prohíbas. No mientas.
No te engañes.
No te quedes.
 

Respira, toca, actúa.
Lucha, defiende, disfruta.
Come, haz el amor y el desamor también.
Descubre, libera, afronta.
Deshazte. Explosiona.
Vete.

O ven.

Pero vuelve.
Siempre vuelve,
que yo te espero.

viernes, 24 de abril de 2015

Premio al jugador

Te propongo un plan. Pregunta a quien te rodea qué opina de ti, pero qué opina de verdad ¿sabes? Con lo dulce y lo salao.
Y tú baja defensas. Exponte a lo que te digan. Tómatelo como un juego en el que tú eres la gallineta ciega y el otro quien te quita el pañuelo.
Muchas veces no queremos oír lo que el otro opina de nosotros porque ponemos la coraza por delante, como si vinieran a atacarnos y no a mejorarnos, que es como realmente funciona este juego.
Son opiniones, no destructores acorazados.
 
Yo ayer me lancé. 
"Lole, tú eres mejor en las segundas impresiones. Y eres muy terca, muy muy terca, entras a matar aunque no tengas razón, y a veces hasta hablas al pedo."
He ahí mi aprendizaje.
Pero no me bastó. Fui a por otra.
"Pues eres una gran amiga pero muy dejada, pasas a veces muchos días sin llamar ni preocuparte. Y yo sé que piensas en mí, porque luego me preguntas cosas que alucino que recuerdes, pero no tienes constancia, y en la vida no hay solo que querer sino también un poquitín demostrarlo."
Por hoy ya me bastó, pensé.
Me miré y efectivamente seguía teniendo mi cuerpo intacto, ninguna flecha me había atravesado ni me faltaban piernas o brazos.
Al final, cuando ya me rendía al sueño, me dije: qué guapo sería si todos nos dijésemos lo bueno y lo malo. Pero qué difícil.
Para eso tiene que haber valor del que lo dice y orejas del que lo escucha.
Y no creer que las palabras tienen punta, que nos convertirán mágicamente en una mierda de persona si las opiniones son "negativas", o que el otro será un gilipollas si no nos dice lo geniales que somos.
Por ahí viene luego que Pepito, mi gran amigo Pepito que me ha hecho el bien años y años, ayer me hizo algo que me disgustó y hoy Pepito ya es historia.
A flipar un rato.
¿No será mejor decirnos a las claras las cosas, y dejar las espaldas para echarlas protector solar en verano?
 
Te propongo un plan.
Inténtalo. 
Dile a la gente que quieres cómo los ves.
Deja que ellos te den el reflejo en tu espejo.
Y verás cómo, sin darte cuenta, habrás atravesado la barrera del miedo a ser como eres y cogerás rumbo a lo que puedes mejorar de ti.
Si es que así lo deseas.
Pero sino, al menos habrás conseguido algo más importante.
Aceptarte y aceptar al otro.
Y ver que realmente las personas y los comentarios no son tan malos o dañinos a menos que tú quieras verlos como tal.


domingo, 19 de abril de 2015

Mohicana

Ya no me expongo a las tormentas de verano.
Gramos de sensatez han invadido mis zapatos que asfixian seguramente.
La mala de los ojos verdes se quedó allí, entre sequedad y edificios milenarios.
Donde fuimos dos siendo uno menos uno.

Hace tiempo que no compro compulsiva para ti, de jueves a domingo siempre una princesa igual y diferente.
Sé que querías, y quisiste cuando no sabía querer.

Hace años ya que no te pienso, que no te recuerdo, que te olvido como a un libro de los cientos que me leíste.
Dejaste de serlo todo no habiendo sido nada. Y te creí. Y me creíste en las madrugadas de miradas mentirosas, de deseos inconclusos, de palabras fugaces al oído del mohicano.

Tienes que ser libre para pensar, me decías, no dejes que te digan qué sentir, ni siquiera yo.
Y creímos que el tiempo era eterno, que jugaríamos a ese juego siempre.
Te quiero así, pájaro. Te quiero así, mapache.

Hace tiempo ya que te vi al son de música inaudible. De nuevo se clavaron las miradas.
De nuevo jugando al juego de ninguno.
Ninguno gana. Ambos seguimos.
Mensaje silencioso que no llegó a los aplausos finales. Solos los dos.
Sin juego, ni magia, ni uno menos uno.
Eso fue ahora.
Hace rato no era así.
Hace rato fuimos dos, uno menos uno, jugando a sumar.
Sin haberlo logrado.

miércoles, 8 de abril de 2015

Sol, te y conclusión

Hace rato que dejó de importarme lo que dicen de mí, incluso lo que pueden llegar a pensar, que suele ser más cruel.
Supongo que todo va en la edad o no, quizá aprendí a ir a pecho descubierto ante lo que no me importa, lo que no me toca,
lo que no me define.
Tienes que tener muy claro lo que eres, y si actúas la mayor parte de las veces movida por cosas buenas, no le des más vueltas.
Manda al pirulí a quien te venga con rollos.
Todos en algún momento preferimos creer de los demás lo que nos da la gana, independientemente de que eso sea verdad o no.
Nadie tira la primera piedra en eso.
Así que deshazte de lo que los demás opinen,
y vuélcate en lo que tú crees.
Confía, porque habrá muchos que intenten que no lo hagas.
Perdona pero sigue tu camino.

Aléjate de la gente rencorosa, de los agresivos, de los que siempre ven las cosas malas de ti, de mi, del mundo y de la vida. Están ciegos, no discutas con ellos el color del arcoíris.

Sigue tu camino y cree en ti. Incluso cuando no creas, cree, porque en algún momento todo eso que vales saldrá a la luz.
Abraza mucho y vive intenso.
No pienses, resuelve vivir. Es la mayor de las riquezas.

Grita tus verdades cuando las mentiras de los demás pretendan reinar, para que su voz no se alce por encima tuyo.
Y a tus amigos, perdónalos.
Son tus amigos, y seguro que hicieron muchas cosas buenas aunque ahora sólo recuerdes la mala.

Y sobre todo, y ante todo, no te juzgues.
Mañana lo harás mejor.
O no.
Pero tampoco pasa nada.
Tú sigue andando.

jueves, 19 de marzo de 2015

Pare

Escúchame hoy que estamos los dos aquí. Yo de este lado y tú de ese.
Escúchame ahora que aun podemos decirnos las cosas claras, que hoy tú lees y yo escribo.
Escúchame porque lo que tengo que decirte es breve, y sale de mí, de lo más profundo, de allá donde tú sembraste generosamente lo que yo hoy recojo con alegría.

Has sido mi guía y mi luz cuando por mi misma no encontraba el camino.
Y mi mejor faro pero también mi mayor crítico.
Pero sobre todo mi mejor faro.

Me has enseñado a amar la música con este catalán. Contigo aprendí que no hace falta entender lo que dice para valorar lo que es.
Algunas veces nos hemos equivocado, pero entendí al fin que nadie se libra de eso, y que lo importante es lo que nos terminó uniendo y no lo que nos separaba.
A estas alturas todas las heridas están sanadas, solo hay gratitud y momentos compartidos.
Los dos somos así, y nos queremos. Esa ha sido quizá la mayor lección, posiblemente sin saberlo, que me has dado.
Aceptar al otro.
Aunque como sea a veces no nos convenga.

Te observo de reojo y sé que ya miras a lo inevitable de frente. Y yo intento mirar en la misma dirección para que te sientas valiente. Para que sientas que quiero aferrarte a la eternidad, aunque los dos sepamos que esa es una de aquellas utopías que ambos soñábamos perseguir, hasta que se haga al monte y no podamos evitarlo.

Me siento afortunada de que fueras tú, y no otro, el que conquistó mi corazón, lo llenó de colores y ganas de vivir.
Mis ojos en tus ojos, y quizá mi genio en el tuyo.
Hay tanto amor entre los dos, mágico, inmenso, trabajado. De caernos, de rechazarnos, de aprehendernos.
Hay tanto amor de viajes compartidos, de enseñanzas recibidas, de arena dejada atrás.

Sí.
Ahora es tiempo de aprovecharte. De mirarte y memorizarte. De alargarte y quererte.
Es tiempo de que ambos sepamos que lo más valioso lo tenemos: el tiempo, a ti y a mi.

Hoy te digo gracias.
Te digo siempre.
Te digo dale volumen, padre.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Adulto en construcción: bastante tengo

"Soy adolescente, eso me convierte en un taller complicado"
Eso me decía hoy una chica de trece años que participa en uno de los talleres que estoy dando en un instituto cercano a mi casa.
Y tiene razón.
Los adolescentes son adultos en construcción o niños desarrollados.
Pero no han llegado aún a su destino final, y por eso demuestran tal inseguridad.
Por no tener algo a lo que anclarse y, en cambio, tener que seguir caminando.

El otro día una madre me preguntaba qué hacer con su hija.
Refunfuña en casa, nada de lo que la madre la dice la sirve para nada, se aísla en la habitación y no se relaciona con la familia...
Y yo la respondí que bienvenida a la adolescencia. Una varicela que tarde o temprano, en mayor o menor medida, hay que pasar.
También la dije que esa niña estaba buscando su identidad, y para ello se diferenciaba de todo lo que su madre la pudiera decir como forma de independencia necesaria.
Para ellos ahora son más importantes sus amigos y compañeros de instituto que sus padres, fuente de conflictos.
Se le quedó la mirada ojiplática y seguramente pensó: Esta psicóloga no me sirve, buscaré a otra.
Quizá lo que esta buena señora esperaba es que yo la dijera: Ay por dios, qué hecatombe, qué hija más desagradecida, qué mal se porta. No te preocupes, que ahora mismo te preparo yo una receta contra la edad del pavo que verás qué bien te va. Tú haces esto, aquello y esto otro y verás que va a pasar esta etapa que no te vas a enterar.

Pues no.

La adolescencia hay que pasarla como padres, y padecerla como chaval o chavala.
No queda de otra.
Y muchas veces los padres se desmoralizan pensando que nada de lo que hacen cala en sus hijos, pero no es verdad.
Si tienen paciencia, son firmes y permanecen en un segundo plano intentando comprender, sin dejar de marcar límites, pero queriendo mucho a sus hijos, quizá más pronto de lo que ellos creen, el pavo habrá abandonado la casa, al estilo Gran Hermano.

Estos días comparto espacio, y a veces opiniones, con profesores desmoralizados y que a veces también pierden su propia salud porque les resulta demasiado costoso lidiar cada día con todas esas hormonas andantes.
Y yo les doy la razón en parte.
Cuando se quejan diciendo que estos chicos desprecian al otro, que no tienen aprecio a nada, que les da igual suspender que aprobar, que todo les importa un pepino.
Tienen razón...en parte.

Rompen puertas, se pegan entre ellos, se acosan como diversión, corren, saltan por encima de mesas, y así millones de formas de actuar que colman la paciencia del más Job.

Sin embargo, si te paras un segundo y les miras de cerca, te das cuenta de que no son muy diferentes a nosotros.
Sólo tienen un poco más de confusión y un poco menos de autocontrol.
Si les miras de cerca, ves el mismo miedo que tenías tú,
la misma incertidumbre de quien no termina de identificarse en un cuerpo que va mutando a pasos agigantados
... y también los mismos errores que los demás cometimos entonces.

Si traspasas esa fachada a la que a veces se aferran tanto y que no es más que una tabla de salvación para ellos,
ves que intentan encontrar su lugar con los recursos defectuosos que poseen.
Que la inmadurez natural de su edad trae inevitablemente carencias y que sin embargo les exigimos que no las tengan.
Que cuando te dicen que pasan de todo, realmente te pueden estar diciendo que no saben lo que querer ni cómo quererlo.
Y que el menos participativo de la clase adereza las orejas cuando les dices que el hecho de suspender no significa que no valgan.. sus derrotas cuentan por miles en muchos de esos chavales y han perdido la confianza en si mismos.

Y nosotros los adultos, que supuestamente sí somos los maduros, cuando llevamos un tiempo intentando que sean esos chavales los que se suban a nuestra azotea, porque desde aquí la vista es más clara, la vida tiene más sentido y el estudiar es el paraíso,
nos olvidamos de que somos nosotros los que debemos bajar a la suya, a echarles una mano con tanta inseguridad, tanta ausencia de voluntad, tanto blanco o negro sin opción a arcoíris, y tantas mal-formas de comportarse que guardan a su vez tanta maraña de sentimientos.

Tanto embrollo que ellos, por si mismos, no son capaces de desenredar, al menos no por ahora.

Y al final lo que están pidiendo aunque no sepan cómo pedirlo, es lo mismo que pedimos los demás.
Una pizca de comprensión,
una pizca de paciencia
y que les aceptemos como son
para ver si de por esas pueden encontrar una guía que les alumbre el camino.
 

viernes, 27 de febrero de 2015

Me avergüenzo de vosotras

Escucho en las noticias que los canticos que hace unos días se daban en un campo de fútbol de apología de la violencia machista han sido examinados y se han detectado voces de hombres no solo, también de mujeres.
Y yo, que últimamente no escribo mucho, me he sentido indignada, avergonzada y decepcionada de esas voces femeninas y me he lanzado al teclado como alma que lleva el diablo.

¿Cómo es posible que todavía la palabra "puta" salga por la boca de una mujer?
¿Cómo es posible que después de tanta lucha de tantas mujeres todavía haya tantas otras con miras tan cortas?
¿Cómo es posible que las mujeres sigamos perpetuando y apoyando la misma soga que ronda nuestros cuellos?
¿Qué nos ocurre dentro cuando no solo no logramos desterrar el machismo de la educación en la familia sino que también somos en ocasiones su mayor y más fiel estandarte?

Me avergüenzo de ellas. Pero también me dan lástima, por poseer valores de inferioridad que las llevan hasta el punto de claudicar en algo así. Me dan lástima por no ser capaces de quitarse el lastre de la mediocridad y mostrar actitudes y comportamientos más dignos.

Y en general me da coraje pensar que somos nosotras mismas las que no luchamos en la misma dirección, las que vemos a nuestra hija diferente de nuestro hijo, y así les seguimos tratando.

Por favor, el gen de la cocina, el gen del hogar, el gen del desarrollo profesional, de la independencia, de la sensibilidad, y/o de la fuerza y tantos otros NO EXISTEN. No hay tal predeterminación biológica, es totalmente cultural,
y "cultural" es una invención mía, tuya, de ellas y de ellos.
Lo cultural son papeles que nos tocaron en el teatro de la vida, y que desempeñamos como si nos definieran, pero igual que hoy existen
mañana dejan de existir,
y nos convertimos en otros personajes,
con otras ideas, otros objetivos y otra vida,
con nuevas obligaciones pero también nuevos derechos,
si queremos.

Hemos creado diferencias donde no hay diferenciación, y las perpetuamos.
Las jóvenes siguen pensando que ellas son inferiores, que sus conductas a veces enfadan a sus chicos y que se merecen lo que las hagan, que ellas tienen que cuidar a sus padres porque ellos (sus hermanos)no tienen el gen del cuidado.

Me río.
Y descubro el gran misterio.
No saben, porque no se les enseña.
Igual que a mí nadie me enseñó a construir un puente y por tanto no sé hacerlo, porque fui a la facultad de psicología y no a la de ingeniería.
Pero si alguien me enseñara, me instruyera, lo lograría, ya te digo yo que lo lograría. No hay límites cuando uno quiere.

Seguimos lastrando nuestras vidas con creencias arcaicas, despreciables y dogmáticas que nada tienen que ver con la verdadera naturaleza de lo femenino y lo masculino.

Y las madres, y nosotras, seguimos sin ser capaces de pensar diferente y educar diferente.
Seguimos sin creer en la igualdad real y por eso no la cultivamos. Seguimos teniendo el yugo de la ilógica creencia de que ellos son más, de que ellos merecen más de nosotras, y de que nosotras les debemos más a ellos.

Porque una cosa es pensar en la igualdad y otra muy distinta y complicada es practicarla.
Esa lleva mucho reseteo en nuestros hábitos, en nuestras maneras de pensar,
mucho trabajo sobre nuestra filosofía de vida para cambiarla.
Lo cual parece que, al menos de momento, a las mujeres como colectivo no nos compensa si requiere tanto esfuerzo.

Somos iguales, señoras y señores.
Comiencen a repetirse esa frase hasta que se la crean, hasta que les haya inundado la mente y la vida.
Somos iguales. Mismos derechos y mismos deberes.
Somos iguales.
Y no me sean paletos.
Las putas y los putos hace rato que dejaron de existir.