lunes, 29 de julio de 2013

Las que viven encima

No tiene estudios. Es maleducada. Nada simpática. No sabe educar a sus hijos. De lejos, es una mujer sin oficio ni beneficio. Incluso si olvidáramos por un instante que el mundo es naturalmente injusto, algunos podrían afirmar injustamente que: Tiene justo lo que merece.

No da confianza. Y mucha gente no invertiría un minuto de su tiempo en ella. De hecho, creo que nadie ha invertido un minuto de su tiempo en ella aún.
Vive arriba. Y a veces baja con sus malos modos y sus malos hijos al malo mundo que la quiere tan mal y tan mal se quiere ella.

Soporta gritos, agresiones verbales. Visita el hospital con frecuencia, misteriosamente regresa para repetir días después.
Y ahí continua. Sin saberse la combinación secreta.
0.
1.
6.

Tres números la separan de su propia salvación.
Pero ella no sabe que la separan muchas más cosas.
Ignorancia.
Desconocimiento.
Autoestima.
Reflexión.
Miedos.
Cómos.
Dondes.
Por qués.
Dinero.
Dependencia.
Cobardía.
Hábito.
Mal-amor.

También está Él. Hijo de una madre que no mereció. Padre de dos niñas que no merece. Marido sin derecho a serlo. Un ser con rasgos masculinos sin ser hombre. Podredumbre.

Y luego estamos los demás. Porque los demás sí sabemos la combinación, y sabemos el lugar que ocupan en el teclado.
0
1
6.

Solo tres números nos separan de su salvación.
Pero nosotros sí sabemos que nos separan más cosas.

Miedo.     A las represalias del ser odioso contra nosotros.
Indiferencia.     "Si ella no hace nada, ¡yo menos!"
Escepticismo.     "Voy a llamar y luego ella lo va a negar y me va a dejar a mí al descubierto"
Egoísmo.     Ya tenemos bastante con nuestras cosas.
Cobardía.     "¡No quiero problemas!"
Justificación.     Para no llevar ninguna iniciativa.
Dejadez.     "¡Si lo vuelvo a escuchar, llamo!"

¿Acaso dejando de actuar no estamos cometiendo el mismo error que pretendemos juzgar?

¿Qué hacer cuando no sacas ningún beneficio de actuar pero pretendes dar un poco de justicia a este mundo injusto?
¿Qué pesa más: las consecuencias, o el hecho de intervenir en si mismo? ¿Que ella no haga nada bueno por su vida, o darle la oportunidad para que pueda hacerlo?
Corremos el riesgo de que ella no luche. Corremos el riesgo de que ese ser odioso nos busque y quiera vengarse.
¿Qué hacemos entonces?

¿Qué harías tú?
Siendo testigo y por miedo a lo que te pueda pasar a ti, ¿mantendrías el silencio como lo hace la víctima?

¿No nos convierte eso en un agresor más?