domingo, 30 de junio de 2013

Esos locos bajitos

Parto de que no tengo ni idea de lo que es ser madre. Aviso por si alguno me tira con ese argumento tras leer esto.
Llevo tiempo pensando en esta botella al mar, no me decidía porque sé que es harto complicada, pero hoy inspiré con fuerza, y aquí estoy.

Mi reflexión me lleva a preguntarme por qué los padres españoles de manera general creen que los hijos adultos les pertenecen por el hecho de parirles. Quiero decir, se creen parte integrante de sus decisiones, de sus equivocaciones, creen que hay un contrato y que hay una obligación: permanecer en el nido o cerca de él.
Nunca entenderé que la felicidad de un padre y un hijo pueda llegar a ser incompatible. Nunca comprenderé ese chantaje emocional del que muchos padres hacen uso a falta de otros argumentos.
- Me vas a matar
- No te va a salir bien, y ya te avisé.

De manera generalizada, nos han enseñado que a la hora de tomar una decisión que atañe a nuestra vida, los padres comportan un obstáculo más a salvar y no un apoyo a priori sin cuestionamiento.
Hay que convencerles, hay que tranquilizarles, hay que demostrarles...porque difícilmente irán a ciegas contigo de primeras.
¿Siempre nos verán como los niños que un día fuimos?
¿No confían en nuestros aciertos y equivocaciones? ¿No creen que las dos cosas nos enseñarán al igual que les enseñaron a ellos?

- Quiero irme a otro país.
- ¡Ay hijo mío! Eso está muy lejos, ¿y qué vas a hacer tú allí? ¡Si aquí estás bien!

- Estoy enamorado de esa chica
- ¡Tú estás loco! ¡Si no la conoces! Esas cosas nunca salen bien.

¿Y qué sale bien sin vivirlo? ¿Hay algo? ¿No hay padres que se separan todos los días, y eran ellos los que creían jugar sobre seguro?
¿Qué jóvenes se han ido fuera y les ha ido de perlas al principio? Todos los inicios son duros dondequiera.

¿Por qué les cuesta romper ese hilo invisible que les da el control?
¿Por qué no entienden que podrían contribuir con su sabiduría y no minar con sus miedos?
¿Por qué no se paran a pensar que la vida hay que vivirla, como quiera, como lo hicieron ellos y llegaron hasta aquí, con hijos maravillosos?
¿Por qué prefieren mentiras a conscientes verdades?

Sé de hijos que para tomar la píldora anticonceptiva debían guardarla bajo el colchón. ¿No es tomar la píldora una conducta responsable y adulta?
Sé de hijos que montaban un auténtico castillo de mentiras para que sus padres no sufrieran.
Sé de hijos que para no decepcionar, no asumían sus propios deseos.

¿Por qué una hija que persigue la felicidad ha de estar llorando ante un padre que no lo acepta?
¿Es que dejar a un hijo volar es como subirse a una vertiginosa montaña rusa?
¿Acaso el gen de la paternidad no tolera la incertidumbre de que un hijo pueda más tarde errar en una decisión que ahora es acertada para él?

Una lee. Ve películas, documentales. Y hay otras sociedades, no solo la nuestra. Otras donde los padres son igual de buenos padres, pero han encontrado la fórmula para dejar vuelo libre.
Para opinar sin sentenciar.
Para aportar sin determinar.
Para querer, asumir y esperar.
De hecho, hay padres españoles que son así, que han visto el acierto de ser así.

¿Por qué a una madre/padre le cuesta tanto entender que realmente quizá ya enseñó a su hijo todo lo que debía, y ahora ese alumno aventajado quiera vivir teniendo su propio cómo?

¿Por qué quizá un día mi Paula, cuando sea mayor, tenga que luchar en contra del viento más querido para ella paradójicamente buscando su propia felicidad?

 

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