jueves, 5 de septiembre de 2013

Lecciones

Hay cosas que aprender por doquier. Yo. Tú. Ellos. Todos. Para ser mejores.
Para llevarte mejor con tus amigos.
Para entender a nuestros padres.
Para defender mi vida.
Para dejar atrás el pasado.
Para buscar lo que nos haga feliz.
Para lamerte las heridas.
Para soportar la vida sin los seres amados.
Para tolerar y superar la frustración y el rencor.

Pero cada uno a su ritmo y forma.

Hace tiempo hubo un lumbreras que quiso inyectar democracia a un país que no la conocía, y fracasó. Porque existen pensamientos, formas de vivir, actitudes, que únicamente se adquieren por evolución natural. Es decir, cuando uno mismo es el que cree que ha de aprender, cuando uno mismo tiene los recursos para hacerlo, cuando uno mismo siente la necesidad de cambio.
De nada me sirve decirte que luches, de nada me sirve decirte que yo ya pasé por eso, de nada me sirve decirte que olvides. Eres tú. Nadie más. Tú, quien debe andar, quien debe sacar su propia lección. Porque no todos aprendemos lo mismo, ni de la misma manera.

Ojalá con las palabras alcanzáramos siempre algo más que el corazón. Ojalá con ellas cambiásemos los puntos de vista, los dolores, las situaciones que desde fuera se ven "tan fácil", pero que no lo son.
Son nudos difíciles que únicamente la persona que los tiene puede desatar.
Solo queda escuchar. Ahí existe sanación también para el que habla.

Dicen los niños que los mayores complicamos las cosas.
Complicamos lo que sentimos, complicamos la forma de expresarlo, complicamos los por qué, los cómos y los cuándos, y terminamos perdiendo.
Sentir es fácil, lo que no es tan fácil es saber lo que sentimos.
Actuar es fácil, saber por qué lo hacemos es lo que tiene su intríngulis.
Querer es fácil, hacerlo siempre bien ya no tanto.

Uno intenta hacer las cosas lo mejor que puede y, aun así, a veces, no es suficiente para el que tenemos en frente. Porque quizá él o ella ya sabe algo de la vida que nosotros aun ignoramos, o al revés, quizá le queda por alcanzar a él esa lección que tú ya aprendiste y que da sentido a ese momento, a ese por qué, o a ese cómo.

El mundo está lleno de lecciones. Y es afortunado aquel que es sensible a ellas. Porque ese será el que evolucione. Da igual el ritmo, da igual la forma, pero avanzando.


 
Y si yo llevo mis zapatos, y tú llevas los tuyos...entonces en algún momento deberíamos intercambiarlos y sentir cómo camina el otro... porque quizá solo así entendamos lo que hasta ese momento ignorábamos.




2 comentarios:

  1. En el camino estoy Emma..me alegró mucho el ratuco del otro día, de verdad de la güena!:)

    ResponderEliminar