domingo, 22 de septiembre de 2013

Capitaneando

¿Te conté alguna vez que soy capitana de barcos? De los que surcan los mares en busca de aventuras ;) De los que te muestran la naturaleza, tal cual, maravillosa.

Hoy salí a navegar por la bahía, sin una gota de aire en proa ni una nube en el horizonte.
En Puertochico alcanzo a ver a un señor leyendo la prensa, mientras su nieto señala cada barca que oscila en el agua.

Me rio al enfilar El Puntal, hace poco encallé en el arenal de Pedreña. Llevaba a una cuadrilla de gente que toleró muy bien que el barco quedara tumbado por babor durante horas. Hasta que ya de madrugada, cuando la marea subió, pudimos regresar a puerto.

Me dirijo hacia Isla de Mouro. Tiene un faro en el centro. Dice mi padre que no se puede arribar a ella, así que resulta doblemente atractivo poder pisarla. Pero no me arriesgo a tanto. Me sitúo por sotavento y contemplo las playas de Loredo, Somo y el Puntal. Dejo que el barco derive a sus anchas con la corriente.
 
Veo el brillo del agua al reflejarse el sol, oigo a las gaviotas merodear y observo cómo las olas empapan toda la quilla del barco... momentos de magia.

Un buque está entrando a puerto, lo informa con sus impresionantes pitadas, y el resto de minúsculos habitantes de los mares han de apartarse. De normal, se oyen desde Peña Cabarga. De hecho, hay mañanas que son esas mismas pitadas las que me despiertan.

Contemplo este tierruca. Es bella. No sé si la habrá mejor, pero para mí no la hay igual. Allí en el Palacio de la Magdalena se casó mi hermano, y luego vino Paula.
Allá en Somo pasé los veranos de mi adolescencia, haciendo locuras, disfrutando de baños nocturnos, gritando a la vida por ser injusta cuando la da la gana.
A Loredo iba de niña, allí me salvó Lito una vez de morir ahogada, decía "Sálvate tú" mientras me empujaba hacia la orilla quedándose él atrás. Allí Tata se remangaba y rescataba de las rocas aquellos seres que las habitaban. Allí nos llevaban mis tíos y mis padres a mis hermanos y primos y nos impulsaban hacia arriba dentro del agua para sentir que volábamos.

Esta tierra está llena de recuerdos. Pero en esta mañana uno me cruza la mente. Ahí, en el embarcadero de Santander, una chica vestida de rosa espera que llegue la lancha de El Puntal, la última de la tarde, cuando ya el sol cae. Y de ella desciende un chico que se acerca a ella.





Regreso a puerto.
Regreso a casa.


Feliz domingo navegantes.


1 comentario:

  1. Hoy he ido andando desde la playa de la Magdalena hasta la Escuela de Vela, preciosas las vistas desde allí, estaba tan baja la marea que se podía ir andando.

    Ah! me debes un viaje en barco, capitana, aunque seguro que esta tripulante se marea, jeje

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