jueves, 16 de mayo de 2013

Resiliencia

Hace ya un mes y medio que me quedé sin trabajo. Uno de esos sucesos en la vida que no te esperas, pero que aceptas sin por qués.
Trabajé durante todo un año, en el ámbito de la psicología gerontológica. Sin experiencia, lo que intenté sopesar con dedicación y estudio.
De los dos, la dedicación ya no está. Así que ahora me dedico al estudio. Me estoy especializando en neuropsicología. Y mientras, me emociono cada Martes con el doctor macizo, Shepherd.
Por norma no me enseña mucho, pero de vez en cuando habla de ventrículos, tiene un paciente con afasia, o muestra una TC, y entonces me siento en conexión.

No me suelo permitir mirar atrás, pero te engañaría si no dijera que de vez en cuando lo hago. Como aquello que no nos conviene, pero en lo que alguna vez caemos.
Mirar atrás conlleva sus riesgos, así que hay que hacerlo con precaución. Puedes ver cosas que no te gusten, o que te gusten demasiado y quieras volver.

Mi vida ideal, de haberla cumplido a rajatabla, hubiera sido ser licenciada con 22 años, en época de súper-bonanza económica en este país y de muchas oportunidades laborales.
La real fue que maduré tarde, comprendí cosas tarde y, mientras tanto, tomé decisiones erróneas constantes.

Última planta, Medicina Interna, ahí está el área de Neuropsicología. Ahí trabaja una excompañera de carrera. Entre geriatras, neurólogos y neurocirujanos.
Esa compañera era callada en clase, siempre en la primera fila, las mismas amigas durante los cinco años de facultad. Y centrada. Ahora sé que esa chica ya había respondido a la pregunta ¿Qué quieres?

Es importante hacerte preguntas. Creo que más importante incluso que buscar respuestas.
Cuando te haces la pregunta idónea, la respuesta llega sola.
¿Qué quiero?
¿Soy capaz?
¿Me gusta mi trabajo?
¿Desearía estar en otra parte?
¿Qué quiero mejorar en mí?
¿Sigo queriéndole?

Preguntas.

Mirar atrás te permite ver los errores que cometiste, las decisiones que tomaste y te llevaron hasta este punto exacto.
Pero también te permite descubrir lo que mejoraste, lo que eras y ya no, y preguntarte sin miedo.

Yo ahora estudio porque realmente quiero. Porque lo disfruto. Porque me veo en esa última planta. Quizá no, pero quien sabe. Porque quiero ser mejor. Siempre se puede ser mejor. Cada vez que respiramos nuestra vida puede cambiar.

Mirar atrás es entender que una vez creímos no poder llegar hasta aquí y, en cambio, ahora estamos.
Que ya no importa lo que fuimos, porque ahora somos.

Entonces me detengo, miro hacia delante, y sigo estudiando.
 

3 comentarios:

  1. Se nota que estás "ociosa" que ahora nos regalas entradas en tu blog con mas asiduidad, un autentico placer para nosotros, tus lectores. Lucha por tu sueño, seguro que le alcanzas. Y aunque no aprendas nada interesante de Derek, siempre nos quedará su pelo, jeje ;-)

    ResponderEliminar
  2. jajaja, sí Vero, la ociosidad es otra entrada pendiente ;)
    Ahora leo lo que me place y no tanto lo que debo, veo series, me pinto las uñas, me suelto la coleta, hago deporte..y he vuelto a escribir :)
    Un abrazo, y gracias por estar al otro lado.

    ResponderEliminar
  3. Te considero una persona luchadora, inteligente, con ganas de vivir... y aprender. Creo que serás capaz de alcanzar aquello que quieres. Esos sueños que uno sueña y, quizá al llegar tarde, como dices, uno desea con más fuerza.
    "En algún lugar detrás del arco iris los sueños que te atreviste a soñar
    realmente se vuelven realidad" (El Mago de Oz- Judy Garland)

    ResponderEliminar