domingo, 6 de mayo de 2012

Llevar un viejo encima

          Llevar un viejo encima no es tarea fácil.
          Porque no es algo que uno sienta todos los días a menos que se detenga y piense que sus músculos hoy en forma, mañana le darán achaques.
          Y tampoco si llega la hora de comer, y un filete de esos ricos ricos le espera en la mesa, y le hinca el diente con hambre de seis días.. el mismo filete que en unos años tal vez tenga que rechazar porque su dentadura ya no responda igual "Demasiado duro para mí, me cuesta masticarlo"
           Y cuando uno se hace pipi y va al baño, ¿nos paramos a pensar que esa acción tan sencilla el viejo que llevamos encima lo ve como un privilegio?
          Y lo mismo siente al ver a las personas que nos rodean, que nos quieren, que nos demandan.. "nuestro" viejo o vieja se pregunta "¿estaré yo igual de rodeado/a?"

          Vamos de un lado a otro, muchas veces dejamos para mañana lo que podríamos hacer hoy, y el viejito que llevamos con nosotros observa atónito, porque sabe que el futuro es fugaz, sino que se lo digan a él.
          Ve cómo crecemos, cómo vivímos, cómo tenemos hijos..también ve cómo los educamos, y tiene miedo, porque un fallo en esos valores transmitidos, puede condenarle a la soledad, o a la indiferencia.
          Y ese viejito ruega que esos, nuestros hijos, tengan memoria y recuerden lo bueno, lo que son y serán gracias a nuestro esfuerzo, y sí, también "gracias" a nuestros errores, porque esos les enseñan y enriquecen igual, aunque a veces nunca lleguen a entenderlo.

          No, llevar un viejo encima no es cosa de niños, porque no somos conscientes de que está ahí, dentro nuestro, a la espera de cobrar su protagonismo, de asumir el papel que le toca y que quizás no sea el mejor o el que él hubiera elegido.

          Y es ese mismo viejo o vieja, el que al final de nuestros días, cuando le demos paso, nos mirará con benevolancia, y cargará con lo que le demos en herencia a pesar de haber estado observándonos y viendo lo que podíamos haber hecho mejor. Y eso será así, porque la sabiduría de esos viejos hace que nuestra inconsciencia adulta encuentre su equilibrio.
         
          Solo ese viejo sabrá lo que significó no poder comerse el rico filete, o ver alejarse a los amigos..

          ..o haber logrado, o no, enseñarles a nuestros hijos que ellos también llevan un viejo encima.

         

1 comentario:

  1. Qué buen texto para reflexionar, Lore!
    Lo tendré en cuenta e intentaré mimar a esa viejita que llevo dentro y le pondré las cosas más fáciles.
    Muchos Besos!

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