sábado, 16 de febrero de 2013

¿Pedirás perdón si eres culpable?

La veo pasar cada mañana. Son días de frío y ella pareciera escapar de él y de algo más.
Los vecinos comentan. Una separada en un pueblo, mala combinación.
Acaba de llegar. Ha comprado la casa del señor Carlos. Llevaba largo tiempo a la venta. "Normal, era mucho lo que pedían los hijos del buen señor."
Se rumorea que viene huyendo de un marido, de una vida que no la gustaba, de un apellido.
No habla con nadie. Permanece en su casa, y solo sale para correr. Siempre a la misma hora, cuando el día recien comienza.
Dicen que si el resto del tiempo se lo pasa junto al ordenador, Julia la pescadera la ha visto a través de su ventana, que pega con su balcón.
No es muy simpática. La Cuca ha ido varias veces a su casa a ofrecerla verdura de la huerta, bizcocho recién hecho, huevos de las gallinas recien cogidos, y siempre lo declina. Una vez hasta la dio con la puerta en las narices. "Bueno, no tanto porque me quité a tiempo. Ahí estuve lista"
El cura ya ha preguntado por ella en la misa del Sábado. Las viejecillas- monaguillas le han puesto al día. No conseguiremos mucho señor cura, le dicen.

- No puedo más. Necesito escapar. Estar lejos del dolor. Poder ser yo sin temor a lo que piensen.
- ¿Cuándo volverás?
- No lo sé. Cuando me cure.
- ¿Cómo es ese sitio?
- Un pueblo. Apenas llegan a los cien vecinos. Me observan, creo que les causo curiosidad. Hay una que todos los días viene a traerme cosas. Aquí hay animales por la calle. Gente que trabaja desde el amanecer al alba. Sus caras... caras curtidas por el frío. Tienen expresiones rudas. No parecen saber nada de crisis, de corrupción, de engaños, de ritmos de ciudad.
- Eso no es para ti.
- Quizá. Pero eso tampoco.

10 de Febrero.
Hoy he conocido al maestro del pueblo. Un hombre envejecido que se ocupa de apenas veinte niños. Les enseña todo. Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Sociales y Naturales, Civismo, Dibujo, y le queda rato para hacer ejercicio con ellos. Por cada diez flexiones de ellos, él hace una, el resto las ordena únicamente.
Hoy les ha colocado bajo el roble por el que paso todas las mañanas cuando corro. Ahí estaban, hablando de la vida. ¿Qué hariáis si un amigo se encuentra mal y necesita de vosotros, y vuestro padre os ha dicho que no lleguéis tarde a casa?- Maestro, ¿cómo vamos a desobedecer a nuestro padre?- Yo no respondo, yo os pregunto. ¿Acaso una cosa es incompatible con la otra? ¿No podriáis respetar a vuestro padre y cumplir con vuestro amigo a la vez?
Y me he detenido un instante. La conversación lo merecía. He imaginado ser yo también una niña sentada bajo el roble, y he respondido a la pregunta.

17 de Febrero.
Anoche alguien tocó a mi puerta. Dudé si abrir, no conozco las malas costumbres de este pueblo.
- Hola señorita, me llamo Manuela, y el otro día estaba sentada bajo el roble.
- ¿Cuántos años tienes?
- Once, el mes que viene hago doce. Yo quería decirla...quería decirla...que en su cara hay tristeza. Y no entiendo por qué, le he preguntado al maestro pero él no da respuestas, sólo pregunta. Así que me ha dicho: ¿Quieres preguntárselo a ella, que mejor que nadie te dará la explicación?
Yo la veo guapa..muy guapa. Se nota que sabe mucho, el maestro dice que además es lista. Tiene dinero, dice mi madre que sino no hubiera podido comprar la casa del difunto señor Carlos. Y a mi tío lo trae de cabeza, los niños no deberíamos saber estas cosas, pero él busca cualquier excusa para pasar con su furgoneta por aquí. Y como él, el hermano de Sara mi amiga.
- ¿Tú estás triste por algo?
- Yo no. Tengo a mi mamá, a mi tío el que la busca, tengo a mi abuelita, tengo a mi amiga Sara, nos contamos secretos que nadie más sabe. Y juramos que siempre seremos amigas. Tengo al maestro, que me enseña muchas cosas, y es bueno con nosotros. Dice que si sigo así, llegaré lejos. Yo quiero ser ingeniera. Quiero construir puentes entre las personas.
- ¿Y tu papá?
- Él murió cuando yo era pequeña. Pero no tengo pena. Dice mamá que nos ronda, y cuida de que nos pase nada. Y es verdad, porque una vez que Juan el burro vino a pegarme, se tropezó antes de alcanzarme, y el paleto le salió volando. Desde entonces usa fundas, y no ha vuelto a meterse con ningún niño de la escuela.
¿por qué está triste?

- Cuando seas mayor, conocerás el amor, la confusión de los adultos, y que las cosas que a tu edad eran sencillas se tornan complicadas, y ya nada es sí o no, existen los matices, reales e inventados.
Yo quise mucho, y me hicieron daño. Entregué todo y me quedé sin nada. Ahora todo el mundo me juzga, y nadie me cree.
- Yo la creo
- Tú me crees porque solo soy la que ves, la que escuchaste bajo el roble. Pero otros me conocen de antes, con las circunstancias que me acompañan desde que nací.
- ¿Y qué circunstancias son?
- Soy princesa, mi marido ha robado a mi país, y yo se lo he permitido.

2 comentarios:

  1. Simplemente, genial. Como siempre. Yo tampoco me esperaba ese final... Jolin! Me da pena!

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