Esta ciudad. ¿Qué tiene esta ciudad que logra calmar mis males?
Cuando la conocí sufrimos ambas una marcada indiferencia.
Yo huía de ella en cuanto podía. Y ella no me mostró su cara amable hasta meses y meses más tarde.
Al divisarla a lo lejos en el autobús, el estómago se me encogía. Y ella ingrata, me recibía fría, fea, ausente.
Sí, Salamanca era fea, era estúpida, y no la quise hasta mucho tiempo después, cuando finalmente nos dimos la inevitable oportunidad.
De repente sus calles olían a libertad. Su gente sonaba familiar. Sus noches eran semillas de sueños. Y sus monumentos cobijo de mis tristezas.
Y poco a poco la llené de vivencias. Y ella a mí de recuerdos.
Me mostró personas inolvidables. Y fue testigo de cómo crecí. De cómo me equivoqué y de cómo remonté el vuelo.
Ahora, cuando retorno a ella, me invade una enorme nostalgia. De lo que viví, de lo que me enseñó, de los que pasaron y ya no están, de esa amiga que me da el primer abrazo, y además el último, y que pronto también se irá.
Ella es la ciudad de Peter Pan, y yo, en cambio, me hago mayor.
Fue lugar de paso para mí. Pero cuando nos reencontramos, nos reconocemos y congratulamos.
Ella me mira con la soberanía de quien guarda tantos secretos míos. Y yo la sonrío con la certeza de quien sabe que jamás podrá contarlos.
viernes, 25 de noviembre de 2011
domingo, 20 de noviembre de 2011
"Me pregunto..."
"Me pregunto
cuándo olvidaremos al fin el tiempo
dónde aquel lugar
cómo esas maneras
por qué esta causa
y quién de los dos primero."
Ana Teja de Juana. "Con El Alma Al Cuello"
cuándo olvidaremos al fin el tiempo
dónde aquel lugar
cómo esas maneras
por qué esta causa
y quién de los dos primero."
Ana Teja de Juana. "Con El Alma Al Cuello"
sábado, 12 de noviembre de 2011
Faros de mi travesía
Uno va construyendo un barco firme a medida que va viviendo. Pongamos que ese barco somos nosotros mismos.
Y a la vez se navega en busca de aquellos faros que iluminen allá donde nuestra vista no alcanza.
Estos son algunos de los míos... ¿qué hay de los tuyos?
Él modeló mi ser. Lo esculpió, dándole forma. Y lo llenó de cosas bonitas, llamadas valores. Lo más preciado, de lo que me hizo dueña absoluta. Mi fortaleza ante el mundo.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste.
Me enseñó a amar más allá de los errores humanos. A ser persona más allá de las injusticias. Y también me enseñó algo que a menudo creo que olvidamos en la actualidad, y es a dar cariño antes que a esperarlo.
Además me dio sus genes. Y "gracias" a ellos, nuestros encontronazos. Me enseñó que la gente que te quiere también te hace daño. Y que hay que perdonar. El perdón cura y mejora a las personas.
Me transmitió todo lo bueno que merece la pena vivir. Me habló de libertad. Que un mundo mejor es posible. Y me enseñó a construirlo empezando por mí misma.
Y hay instantes, cuando cierro los ojos, que le imagino diciéndome: "Ojalá siempre te quieras como te quiero yo."
Una vez alguien me contó:
"Era la chica de mis sueños. La que llevaba tanto tiempo esperando. Y por fin se me ofrecía la oportunidad. Entonces ella me puso una condición.
- No podrás decírselo a nadie.
- ¿A nadie?- la pregunté atónito.
- A nadie.
- ¿Ni siquiera a mi mejor amigo?
- Te he dicho que a nadie.
Entonces dí media vuelta y me fui."
¿Les ha pasado a ustedes que a veces uno siente que se ha rodeado de gente más maravillosa de lo que creyese merecer?
Esa sensación provoca ella en mí. Se hacía llamar pequeña criatura, y sin embargo puede iluminar una habitación con su grandeza. Sin darse apenas cuenta de que lo logra.
Cuando las cosas vienen duras me aferro a su cariño. Y, si la distancia lo permite, también a su abrazo.
Con ella he tenido el privilegio de conocer una amistad de esas inmensas, que transforman tu vida y la hacen mejor.
Nunca ha intentado cambiarme y, sin embargo, logra así pequeños milagros. Cuando me reencuentro con ella me reencuentro también con una parte de mí, mágica, grande.
Creo que la amistad verdadera es como el amor verdadero, difícilmente se repite dos veces en la misma vida con igual intensidad.
Yo me siento afortunada de tenerla. De que me eligiera para que fuera su Lole.
Y a cambio yo la ofrezco lo que tengo. Incondicional.
Hay personas que marcan tu vida.
La mía la marcó ella. Y, como casi todas las personas apasionantes, provocaba dos sensaciones encontradas: o la querías o la rechazabas.
Yo la quise. Era mi heroína. Una mujer adelantada a su tiempo. Y esa clase de mujeres siempre me ha provocado admiración.
Inteligente. Apasionada en su profesión. Humana. Posiblemente equivocada también. Pero, ¿quien no lo ha estado alguna vez en su vida?
Siempre sentí que sobrevolaba a los que éramos simples mortales.
Guardaba silencio en el bullicio. Y te comprendía tiernamente. Con ella los errores eran menos fallos.
Un cáncer se la llevó y es mi faro en el recuerdo. En sus ojos veía la mejor versión posible de mí. Y me animaba a ser esa.
Y de mis dos últimos faros ¿qué decir?
Los que más tempestades han visto pasar. Los que más tiempo llevan guiando a los barcos.
Mis abuelos.
Serrat cantaba que todos llevamos un viejo encima, y entender eso quizás haga que los saquemos del rincón y les demos su lugar.
Explicar lo que me han dado es imposible. Pero deciros que si a una la desfragmentaran en piezas, y habría que darle a cada dueño las suyas, entre ellos dos se llevarían la mayor parte: mi corazón, mi sonrisa, mi calma.
Los quiero por encima de todo. Mi mal humor queda extinguido al verlos. Me aceptan tal cual. Y lo más grande que consigue el amor: me ven mejor de lo que soy.
A veces la rutina y el ir de mi propio camino me alejan de ellos. Pero termino regresando a su regazo, desde donde contemplo el mundo a color.
Y sé que la ausencia no menguará su fuerza sobre mí. Seguirán siendo mi guía, mi anclaje, allá donde vayan. Sin palabras. Solo amor.
Porque, al menos para mí, la fe de la que tanto se habla existe cuando creo en ellos. Es su amor el que lo posibilita todo. El que iluminará mis pasos.
Y a la vez se navega en busca de aquellos faros que iluminen allá donde nuestra vista no alcanza.
Estos son algunos de los míos... ¿qué hay de los tuyos?
Él modeló mi ser. Lo esculpió, dándole forma. Y lo llenó de cosas bonitas, llamadas valores. Lo más preciado, de lo que me hizo dueña absoluta. Mi fortaleza ante el mundo.
Él era mi norte, mi sur, mi este y mi oeste.
Me enseñó a amar más allá de los errores humanos. A ser persona más allá de las injusticias. Y también me enseñó algo que a menudo creo que olvidamos en la actualidad, y es a dar cariño antes que a esperarlo.
Además me dio sus genes. Y "gracias" a ellos, nuestros encontronazos. Me enseñó que la gente que te quiere también te hace daño. Y que hay que perdonar. El perdón cura y mejora a las personas.
Me transmitió todo lo bueno que merece la pena vivir. Me habló de libertad. Que un mundo mejor es posible. Y me enseñó a construirlo empezando por mí misma.
Y hay instantes, cuando cierro los ojos, que le imagino diciéndome: "Ojalá siempre te quieras como te quiero yo."
Una vez alguien me contó:
"Era la chica de mis sueños. La que llevaba tanto tiempo esperando. Y por fin se me ofrecía la oportunidad. Entonces ella me puso una condición.
- No podrás decírselo a nadie.
- ¿A nadie?- la pregunté atónito.
- A nadie.
- ¿Ni siquiera a mi mejor amigo?
- Te he dicho que a nadie.
Entonces dí media vuelta y me fui."
¿Les ha pasado a ustedes que a veces uno siente que se ha rodeado de gente más maravillosa de lo que creyese merecer?
Esa sensación provoca ella en mí. Se hacía llamar pequeña criatura, y sin embargo puede iluminar una habitación con su grandeza. Sin darse apenas cuenta de que lo logra.
Cuando las cosas vienen duras me aferro a su cariño. Y, si la distancia lo permite, también a su abrazo.
Con ella he tenido el privilegio de conocer una amistad de esas inmensas, que transforman tu vida y la hacen mejor.
Nunca ha intentado cambiarme y, sin embargo, logra así pequeños milagros. Cuando me reencuentro con ella me reencuentro también con una parte de mí, mágica, grande.
Creo que la amistad verdadera es como el amor verdadero, difícilmente se repite dos veces en la misma vida con igual intensidad.
Yo me siento afortunada de tenerla. De que me eligiera para que fuera su Lole.
Y a cambio yo la ofrezco lo que tengo. Incondicional.
Hay personas que marcan tu vida.
La mía la marcó ella. Y, como casi todas las personas apasionantes, provocaba dos sensaciones encontradas: o la querías o la rechazabas.

Inteligente. Apasionada en su profesión. Humana. Posiblemente equivocada también. Pero, ¿quien no lo ha estado alguna vez en su vida?
Siempre sentí que sobrevolaba a los que éramos simples mortales.
Guardaba silencio en el bullicio. Y te comprendía tiernamente. Con ella los errores eran menos fallos.
Un cáncer se la llevó y es mi faro en el recuerdo. En sus ojos veía la mejor versión posible de mí. Y me animaba a ser esa.

Los que más tempestades han visto pasar. Los que más tiempo llevan guiando a los barcos.
Mis abuelos.
Serrat cantaba que todos llevamos un viejo encima, y entender eso quizás haga que los saquemos del rincón y les demos su lugar.
Explicar lo que me han dado es imposible. Pero deciros que si a una la desfragmentaran en piezas, y habría que darle a cada dueño las suyas, entre ellos dos se llevarían la mayor parte: mi corazón, mi sonrisa, mi calma.
Los quiero por encima de todo. Mi mal humor queda extinguido al verlos. Me aceptan tal cual. Y lo más grande que consigue el amor: me ven mejor de lo que soy.
A veces la rutina y el ir de mi propio camino me alejan de ellos. Pero termino regresando a su regazo, desde donde contemplo el mundo a color.
Y sé que la ausencia no menguará su fuerza sobre mí. Seguirán siendo mi guía, mi anclaje, allá donde vayan. Sin palabras. Solo amor.
Porque, al menos para mí, la fe de la que tanto se habla existe cuando creo en ellos. Es su amor el que lo posibilita todo. El que iluminará mis pasos.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Déjame que te enseñe..
De ti se aprende.
Se aprende que..
..hay amores inmensos, y por el mismo hueco que entran, se cuela también el miedo. Que si somos capaces de amar mucho, también podremos sufrir mucho.
..lo que somos se define realmente cuando tú nos pones a prueba. Es entonces cuando nos reafirmamos, tejidos en la experiencia.
..eres fugaz, y de nada sirven teoremas o ecuaciones en tu discurrir, tú impones tus reglas.
..sufrir anticipando una situación no decrementa su probabilidad de ocurrencia, entonces.. ¿para qué padecer antes de que ocurra?
..en el amor tiene que haber libertad, para que el sentimiento florezca con más fuerza. De esos instantes se nutre también el corazón.
Se aprende a..
Caer
A sufrir, profundo en el alma
A patalear de rabia
A revolverse de dolor en el suelo
A guardar silencio
A escucharse
A aceptarse tal cual, con todo nuestro mundo interior
A no soportarse
A agonizar
A llorar y morir en vida
A ser paciente con nuestro corazón. A cuidarlo por encima de todo
A dar paseos por la playa, perdido. Como la botella que algún niño encontrará quizá.
A correr y correr y encontrar en ello una salvación fugaz...pero calma al fin.
Se aprende que hay épocas de fracaso. Y épocas de triunfo.
Momentos de tristeza profunda. Y otros de reconstrucción necesaria.
Se aprende..
..a perdonar(se)
..a no juzgar(se)
A tener un enorme temple con el miedo. No echándole de nuestra vida, pero sí mirándole firme a los ojos en búsqueda de una convivencia pacífica.
Se puede aprender que no se sabe nada, que nuestro mundo se reinventa cada día y que de nada sirve lo que supimos antes.
También donde está el límite entre el amor y el odio.
A no cruzarlo.
Y mirar entonces hacia uno mismo. Y ver flores, luz, ver sonrisas y magia.
..la importancia de aferrarse a lo bueno cuando lo malo te rodea.
..a ventilar el corazón y cabeza. Abrir puertas y ventanas, quitar el polvo y recolocar muebles y decoración.
..a culminar los asuntos pendientes y encontrar el camino para enfrentarlos con determinación. De las cenizas uno resurge con cobrada vida, si antes nos permitimos morir.
..a dar amor, y a acercarse a los que nos lo dan. Pero primero darlo.
..a sentarse con los seres queridos y decirlos aquello que nos sale del corazón.
Aprender que la ilusión por el futuro está dentro de uno mismo y hay que alimentarla día a día.
Aprender a..
..plantar una idea bonita donde quiere crecer la mala.
..cruzar la línea de la incertidumbre, negar lo que los sentidos perciben, para terminar sintiendo la verdad.
..estudiar en lugar de pensar
..caminar en lugar de sufrir
..sonreír o besar para luchar contra la pena.
Se aprende que se puede estar perdido, que se pueden cometer acciones que uno nunca creyó. Pero que también existen los pasos a la curación.
..que hay que ser valiente. Mantenerse firme cuando de buscar paz se trate.
Y también se aprende que nuestro corazón es sabio. Él nos dirá cuando es el momento.
Ahora déjame que te enseñe...
...que somos inmensos, encontramos el camino para odiarte y para estar de acuerdo contigo, amándote sin reservas (como decía Salvago).
...que en el abrazo de alguien amigo pueden quedar sanadas las huellas de tu destino.
...enseñarte que hay corazones valientes, dispuestos a enfrentar todas tus batallas, y salir vencidos pero también vencedores.
...enseñarte que a pesar de lo que impones,
mereces ser vivída.
Se aprende que..
..hay amores inmensos, y por el mismo hueco que entran, se cuela también el miedo. Que si somos capaces de amar mucho, también podremos sufrir mucho.
..lo que somos se define realmente cuando tú nos pones a prueba. Es entonces cuando nos reafirmamos, tejidos en la experiencia.
..eres fugaz, y de nada sirven teoremas o ecuaciones en tu discurrir, tú impones tus reglas.
..sufrir anticipando una situación no decrementa su probabilidad de ocurrencia, entonces.. ¿para qué padecer antes de que ocurra?
..en el amor tiene que haber libertad, para que el sentimiento florezca con más fuerza. De esos instantes se nutre también el corazón.
Se aprende a..
Caer
A sufrir, profundo en el alma
A patalear de rabia
A revolverse de dolor en el suelo
A guardar silencio
A escucharse
A aceptarse tal cual, con todo nuestro mundo interior
A no soportarse
A agonizar
A llorar y morir en vida
A ser paciente con nuestro corazón. A cuidarlo por encima de todo
A dar paseos por la playa, perdido. Como la botella que algún niño encontrará quizá.
A correr y correr y encontrar en ello una salvación fugaz...pero calma al fin.
Se aprende que hay épocas de fracaso. Y épocas de triunfo.
Momentos de tristeza profunda. Y otros de reconstrucción necesaria.
Se aprende..
..a perdonar(se)
..a no juzgar(se)
A tener un enorme temple con el miedo. No echándole de nuestra vida, pero sí mirándole firme a los ojos en búsqueda de una convivencia pacífica.
Se puede aprender que no se sabe nada, que nuestro mundo se reinventa cada día y que de nada sirve lo que supimos antes.
También donde está el límite entre el amor y el odio.
A no cruzarlo.
Y mirar entonces hacia uno mismo. Y ver flores, luz, ver sonrisas y magia.
..la importancia de aferrarse a lo bueno cuando lo malo te rodea.
..a ventilar el corazón y cabeza. Abrir puertas y ventanas, quitar el polvo y recolocar muebles y decoración.
..a culminar los asuntos pendientes y encontrar el camino para enfrentarlos con determinación. De las cenizas uno resurge con cobrada vida, si antes nos permitimos morir.
..a dar amor, y a acercarse a los que nos lo dan. Pero primero darlo.
..a sentarse con los seres queridos y decirlos aquello que nos sale del corazón.
Aprender que la ilusión por el futuro está dentro de uno mismo y hay que alimentarla día a día.
Aprender a..
..plantar una idea bonita donde quiere crecer la mala.
..cruzar la línea de la incertidumbre, negar lo que los sentidos perciben, para terminar sintiendo la verdad.
..estudiar en lugar de pensar
..caminar en lugar de sufrir
..sonreír o besar para luchar contra la pena.
Se aprende que se puede estar perdido, que se pueden cometer acciones que uno nunca creyó. Pero que también existen los pasos a la curación.
..que hay que ser valiente. Mantenerse firme cuando de buscar paz se trate.
Y también se aprende que nuestro corazón es sabio. Él nos dirá cuando es el momento.

...que somos inmensos, encontramos el camino para odiarte y para estar de acuerdo contigo, amándote sin reservas (como decía Salvago).
...que en el abrazo de alguien amigo pueden quedar sanadas las huellas de tu destino.
...enseñarte que hay corazones valientes, dispuestos a enfrentar todas tus batallas, y salir vencidos pero también vencedores.
...enseñarte que a pesar de lo que impones,
mereces ser vivída.
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